¿POR QUÉ SOY LECTORA?

Por: Johana Cifuentes Álvarez

Crecí en un hogar muy pobre, en donde los libros eran un lujo, por lo que solo contaba con aquellos incluidos en la lista de la escuela; lo que no fue impedimento para que me encantara pasar buena parte de mi tiempo leyéndolo todo, desde las historias incluidas en los textos escolares hasta el diccionario; podía pasar largas horas descubriendo palabras en esos libritos o retándolos a ver si de verdad las contenían todas; hacía marcas en aquellos vocablos que llamaban mi atención, me gustaba mucho analizar su forma, y ‘a qué me sonaban’. Recuerdo, por ejemplo, cuando encontré la palabra menstruación y no me sonó a nada, hasta mucho después.

 

Los libros y la lectura, desde que tengo memoria, han significado, para mí, compañía. Cuando, por alguna razón, pasaba la noche con una familia diferente a la mía, solía despertarme muy temprano, cuando todos en casa dormían, para esculcar sus bibliotecas; así conocí muchos libros que contaban historias fantásticas, y descubrí el gusto por la compañía, aparentemente silenciosa, que puede brindar el ejercicio de leer a solas.

 

Hubo, además, dos sucesos muy especiales que marcaron mi relación con la lectura; el primero, fue mi profesora de 5o primaria. La seño Elia ubicaba en un rincón del salón libros que podíamos leer cuando terminábamos a tiempo las actividades; recuerdo que mi afán por resolver divisiones y así desocuparme pronto para ir al Rincón de la lectura, me llevó a usar una calculadora para obtener el resultado, ya lo demás era cuestión de multiplicar, y eso lo hacía más rápido. Esa misma profe nos llevó a conocer la Biblioteca Municipal en la Casa de la Cultura de Valledupar; y ese es el segundo suceso, pues luego tuve la fortuna de vivir cerca a este lugar por lo que podía ir caminando hasta allá cada tarde. Ir a la biblioteca, encerrarme a leer en la sala infantil, sola, porque pocas veces iban otros niños o niñas, escoger uno y otro libro, terminarlos todos, imaginarme viviendo en aquellos lugares descritos en los relatos, siendo yo esas personas, constituía todo un deleite para mí. Y así continúa siendo, amo leer, me siento acompañada por mis libros, por las historias que cuentan, por los personajes que les dan vida y que se parecen tanto a mí o a personas que conozco, por las voces y las palabras que me recuerdan que el mundo es mucho más de lo que a simple vista veo y que, en realidad, nunca estoy sola.

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