¿POR QUÉ SOY LECTORA?

Crecí en un hogar muy pobre, en donde los libros eran un lujo, por lo que solo contaba con aquellos incluidos en la lista de la escuela; lo que no fue impedimento para que me encantara pasar buena parte de mi tiempo leyéndolo todo, desde las historias incluidas en los textos escolares hasta el diccionario; podía pasar largas horas descubriendo palabras en esos libritos o retándolos a ver si de verdad las contenían todas; hacía marcas en aquellos vocablos que llamaban mi atención, me gustaba mucho analizar su forma, y ‘a qué me sonaban’. Recuerdo, por ejemplo, cuando encontré la palabra menstruación y no me sonó a nada, hasta mucho después.
Los libros y la lectura, desde que tengo memoria, han significado, para mí, compañía. Cuando, por alguna razón, pasaba la noche con una familia diferente a la mía, solía despertarme muy temprano, cuando todos en casa dormían, para esculcar sus bibliotecas; así conocí muchos libros que contaban historias fantásticas, y descubrí el gusto por la compañía, aparentemente silenciosa, que puede brindar el ejercicio de leer a solas.
Hubo, además, dos sucesos muy especiales que marcaron mi relación con la lectura; el primero, fue mi profesora de 5o primaria. La seño Elia ubicaba en un rincón del salón libros que podíamos leer cuando terminábamos a tiempo las actividades; recuerdo que mi afán por resolver divisiones y así desocuparme pronto para ir al Rincón de la lectura, me llevó a usar una calculadora para obtener el resultado, ya lo demás era cuestión de multiplicar, y eso lo hacía más rápido. Esa misma profe nos llevó a conocer la Biblioteca Municipal en la Casa de la Cultura de Valledupar; y ese es el segundo suceso, pues luego tuve la fortuna de vivir cerca a este lugar por lo que podía ir caminando hasta allá cada tarde. Ir a la biblioteca, encerrarme a leer en la sala infantil, sola, porque pocas veces iban otros niños o niñas, escoger uno y otro libro, terminarlos todos, imaginarme viviendo en aquellos lugares descritos en los relatos, siendo yo esas personas, constituía todo un deleite para mí. Y así continúa siendo, amo leer, me siento acompañada por mis libros, por las historias que cuentan, por los personajes que les dan vida y que se parecen tanto a mí o a personas que conozco, por las voces y las palabras que me recuerdan que el mundo es mucho más de lo que a simple vista veo y que, en realidad, nunca estoy sola.